1. Evaluación Inicial
• Realizar una evaluación completa de las capacidades funcionales del residente, identificando áreas afectadas como el movimiento, la cognición, la coordinación, el habla y las actividades de la vida diaria (AVD).
• Identificar limitaciones o déficits motores, sensoriales, cognitivos y sociales, relacionados con afecciones neurológicas como demencia, Parkinson, accidentes cerebrovasculares, entre otras.
2. Desarrollo de Planes de Tratamiento Individualizados
• Diseñar programas de intervención personalizados basados en las necesidades específicas de cada residente, teniendo en cuenta su historial médico, capacidades actuales y metas terapéuticas.
• Establecer objetivos de corto, mediano y largo plazo para mejorar la funcionalidad en actividades de la vida diaria, tanto en el ámbito personal como social.
3. Rehabilitación Neurológica
• Implementar intervenciones específicas para la recuperación o compensación de funciones motoras y cognitivas afectadas por condiciones neurológicas, como:
? Terapias para mejorar el equilibrio, la coordinación, y la fuerza muscular.
? Ejercicios cognitivos para mejorar la memoria, la atención y el razonamiento.
? Técnicas para mejorar las habilidades de comunicación y la resolución de problemas.
4. Terapias Ocupacionales Individualizadas
• Adaptar actividades para mejorar la independencia en tareas como el aseo personal, la alimentación, vestirse, y la movilidad.
• Introducir el uso de tecnología asistiva, dispositivos ortopédicos o adaptaciones del entorno que faciliten la participación activa en las AVD.
• Fomentar actividades recreativas, laborales o educativas que mejoren el bienestar psicológico y social del residente.
5. Entrenamiento en Actividades de la Vida Diaria (AVD)
• Entrenar a los residentes para recuperar o mantener la independencia en actividades básicas y complejas de la vida diaria.
• Enseñar estrategias compensatorias para lidiar con las limitaciones físicas o cognitivas, como el uso de técnicas de ahorro de energía o la reestructuración del entorno.
6. Terapia Manual y Fisioterapia Adjunta
• Colaborar con fisioterapeutas para aplicar técnicas de rehabilitación física que mejoren la movilidad y la funcionalidad del cuerpo.
• Realizar movilizaciones, masajes terapéuticos o estiramientos según las necesidades del residente.
7. Educación y Apoyo Familiar
• Asesorar a los familiares y cuidadores sobre cómo apoyar al residente en sus actividades diarias y en la implementación de estrategias que favorezcan su independencia.
• Ofrecer educación sobre el curso de las enfermedades neurológicas y sus implicaciones en la vida diaria, para fomentar un entorno más comprensivo y adaptado.
8. Supervisión y Adaptación del Entorno
• Evaluar el entorno físico de la residencia para asegurar que esté adaptado a las necesidades de los residentes, como la eliminación de barreras arquitectónicas, el diseño de espacios accesibles, etc.
• Recomendar modificaciones o el uso de equipo especializado para garantizar la seguridad y accesibilidad en la residencia.
9. Apoyo Psicosocial
• Ofrecer intervención terapéutica para gestionar el estrés, la ansiedad o la depresión que puedan surgir a raíz de la pérdida de funcionalidad o cambios en la vida del residente.
• Facilitar la reintegración social mediante la participación en actividades grupales o comunitarias que promuevan la interacción social.
10. Colaboración Interdisciplinaria
• Trabajar en equipo con médicos, enfermeros, fisioterapeutas, psicólogos y otros profesionales de la salud para asegurar un enfoque integral en el cuidado de los residentes.
• Participar en reuniones multidisciplinarias para la revisión de casos y la actualización de los planes de tratamiento.